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Clones Empresas.

Clones

“Es el candidato para reemplazar al jefe del área, pero lo que le interesa es viajar. Se quiere quedar un año e irse. Quién lo entiende”.

“Es el primer hijo que entra. No queremos que se repita lo que nos pasó. Tiene que ser todo distinto. Nosotros hicimos el sacrificio que impuso nuestro padre. Ahora ellos tienen que vivir lo opuesto”.

“¿Usar la plata que ganan para irse con toda la familia a un festival de música? Cómo es posible, es inaceptable. ¿Ese es el ejemplo que dan? ¿Qué va a ser de esta empresa con esas actitudes?”.

“No se quiere adaptar a como se hacen las cosas acá. No lo entiende. Yo estoy disponible día y noche, y pretende manejarse de otra forma, nos vamos a fundir”.

“¿Disponer de un feriado para la familia o los amigos, donde se ha visto?”.

“Todo lo quieren resolver con un celular, así es imposible, no lo quieren entender”.

“Yo te presento hechos, argumentos, lo tuyo es nada, aire”.

Frases reales. Que se expresan en momentos de frustración, dolor, enojo. De quienes esperan algo distinto de la nueva generación. De sus familias. Extensible a hijos, parejas, familiares y no familiares. Pero en especial sobre miembros de la familia.
Porque se tiene una expectativa y no se cumple.

Porque se supone que hay una verdad, y todos se deben adaptar a ella.

Porque se buscan clones.

Clones.
Buscar clones es buscar iguales.

Iguales son personas que tienen una misma identidad. Un duplicado.

Por lo tanto es pretender un imposible.

Es querer que un hijo sea la prolongación del padre o madre.

Es querer que no haya aporte nuevo, distinto, sino copias. Dicho así suena fuerte.

Es verdad.

Pero pensemos: ¿Cuántas veces, sin darnos cuenta, nos comportamos y juzgamos comportamientos en función de una visión personal, deseando que del otro lado se tenga una idéntica?

¿Cuántas veces nuestra manera de ver las cosas imprime un sesgo por el cual lo que no es así nos parece inadecuado y desvalorizamos a los otros?

¿En qué medida somos flexibles y abiertos para aceptar diferencias de ideas o sentimientos?

Cuántas veces en una conversación acalorada planteamos, ante un dilema, “esto es así, no hay otra forma de verlo, esta es la verdad”. Puede ser que no se diga con esas palabras. Pero muy parecidas.

A su vez, esto sucede en un contexto donde la crispación, el pensamiento de blanco o negro se impone en las conversaciones.

Es comprensible la tendencia a querer que los otros compartan visiones propias, modos de ver las cosas, maneras de implementar. Pero una cosa es buscar parecidos y otra cerrarse a lo diferente, pretender igualdad de pensamiento y acción.

En su origen la empresa respondió a la visión de sus fundadores. Se transformó casi en una prolongación de su existencia. Le dio identidad. Y, sobre todo, fue exitoso.

Por lo tanto parecía natural que quienes ingresaran fueran un calco de sus procedimientos exitosos.

La participación de la familia, el inicio de los hijos, agrega complejidad natural. Que puede enriquecer. O puede profundizar diferencias. Porque muchas veces los padres aspiran a que los hijos sigan sus pasos del modo en que ellos lo hicieron. No lo muestran, pero lo naturalizan. O sufren con quienes tienen otras aspiraciones por fuera de la empresa familiar. La adultez de los hijos requiere de autonomía, libertad, posibilidad de desplegar otras iniciativas, así como también aprender a pensar en términos de resultados de negocio. Es muy delicado el borde entre trabajar en familia con grados de autonomía y libertad, y la necesidad de controlar los actos de los otros como si tuvieran una infancia eterna. Esto último presupone que no pasó el tiempo.

Buscar clones es lo opuesto a lo que necesita una familia empresaria en la actualidad. La diversidad, la flexibilidad, la búsqueda de acuerdos entre los diferentes es la base para desarrollarse y crecer.

Creer que las cosas se pueden seguir haciendo de un mismo modo en el que se obtuvo éxito es la perfecta fórmula del fracaso.

En estos tiempos, todo se vuelve rápidamente obsoleto. Por lo tanto, busquemos lo diverso, aceptando que gestar clones no solo es un imposible, sino que se transforma en el seguro camino del fracaso para la familia empresaria.

 

Nota elaborada por el Licenciado Néstor Rabinovich. Docente Escuela de Negocios CAME.

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